Inmigración
Tropiezos de Inmigrante: ¡cuidado con las Queues de Castor!
Cuando aprender francés sale mal: el día en que comí “queue de castor” y casi traumatizo a toda una iglesia.

Cuando te mudas a Québec, descubres que vas a aprender francés… a la québécoise. Y una de las mejores formas de aprender un idioma es equivocándote… ¡con estilo! En mi caso, yo fui directo al nivel avanzado de vergüenza ajena.
Era mi primer año en Québec. En el trabajo, una compañera simpática me ofreció un dulce tradicional: Queue de Castor (vendido por la famosa cadena Beaver Tails). Es una masa frita cubierta de azúcar y otros toppings deliciosos. ¡Una delicia! Guardé el nombre con cariño… bueno, creí que lo había guardado bien.
Un tiempo después, mientras daba clases de portugués a un grupo encantador de québécois en una iglesia, me preguntaron si ya había probado alguna comida típica de aquí. ¡Era mi momento de brillar! Saqué pecho, sonreí con confianza y respondí:
— Oui! ¡Ya comí “cul de castor”!
Paréntesis lingüístico: en francés, la palabra vulgar para el trasero se pronuncia “cü” (con los labios bien en forma de “u”). Pero la palabra para cuello es “cou”, que suena como “cul”. Y la palabra que realmente buscaba era “queue”… que significa “cola” o “rabo”.
La señora que había hecho la pregunta abrió los ojos como si hubiera visto al mismísimo castor. Otro se rio. Otro casi se atraganta con el café. Y yo, inocente, seguí:
— ¿Pero qué pasó? ¡Estaba riquísimo! ¡Me comí el cul de castor entero!
Un señor comenzó a gesticular desesperadamente:
— Non! Non! ¡NO!
Pensé:
– ¿Será pecado comer eso aquí?.
Entonces me corrigió con la delicadeza de quien quiere salvar un alma perdida:
— La pronunciación, amigo… no es eso que estás diciendo… es queue. Como “que” de castor. Quiere decir “cola”, no… bueno, el otro tipo de cola.
Ahí entendí que había servido una clase de portugués con relleno de metida de pata. Pero como buen inmigrante, no me rendí. Respiré hondo y repetí con el acento más afrancesado que pude:
— Queue… de… castor.
Me sentí listo para rendir el examen del TCF.
Conclusión del tropiezo:
En Québec, un acento puede cambiarlo todo. Incluso la parte anatómica del castor que te estás comiendo.
💡 Consejo útil: “Queue” se pronuncia algo así como “quë” (cerrando bien los labios al final, como si dijeras “eu” en francés), con un soplo elegante. ¡Nada de “cul” (con trompita)! A menos que quieras traumatizar a toda una iglesia con un simple postre.

Imagen de la famosa sobremesa “cul”… digo, “queue” de castor. Una masa frita con canela y azúcar. ¡Sí, esta es la famosa Queue de Castor!
¿Quieres más tropiezos como este? Entonces no te pierdas nuestra serie “Tropiezos de Inmigrante”, donde cada metida de pata es un nuevo diploma en la Universidad de la Vida Québécoise.
¿Tú también pasaste por una situación así? ¿O peor? ¡Cuéntanos en los comentarios! Tal vez aparezca en un futuro artículo de Québec en Foco. Prometemos mantener el anonimato… 😉
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